El día anterior a empezar a escribir este artículo recibí a una pareja desahuciada de su piso por impago. Pagaron lo que debían, pero no pudieron enervar la acción. El casero les había enviado un burofax requiriendo el pago de la deuda. No estaban en casa cuando pasó el cartero a entregárselo, y les dejó un aviso para que fueran a recogerlo a la oficina de correos. No fueron. Me explicaron que no dieron importancia al aviso. No entendían…
