Me gustan mucho los libros y los documentos antiguos, especialmente los jurídicos. Me entusiasma tocarlos y olerlos, y leerlos, claro, porque dan información sobre la sociedad de su época y explican las instituciones de hoy. Hace muy poco cayó en mis manos un contrato de alquiler firmado en Madrid en octubre de 1931. Es un impreso, no muy distinto al que aún puede comprarse en los estancos, pero con una importante diferencia: el sello es de la República Española.…
